La alta tasa de suicidio de médicos veterinarios ha llevado a cuestionar constantemente las condiciones laborales a las que están expuestos, abordando también las etapas formativas como inicio de la precariedad en salud mental.
La salud mental es un tema que está en la contingencia nacional, ya sea por el estrés que produce la incertidumbre de la pandemia, la poca cobertura que ofrece el Estado o por la escasa importancia que nosotros mismos le damos. Sin embargo, dentro del mundo de la veterinaria ha alcanzado niveles superiores de alerta, ya que la profesión tiene la tasa más alta de suicidios en el mundo.
El caso es preocupante dentro del gremio y poco a poco se van levantando más iniciativas que promueven el cultivo de una buena salud mental en los profesionales. Sobre esto, la médico veterinaria Elisabet Domínguez de la Universidad Autónoma de Barcelona resalta que dentro del rubro, tanto en universidades como en el ejercicio de la carrera, es un desafío atender esta problemática.
“Toda clínica debe asegurarse de que sus médicos tengan condiciones de vida saludables en base al esfuerzo y estudios que tienen. Las universidades deben hacer ese trabajo también porque los veterinarios estamos muchas veces al borde del colapso mental”, comenta Domínguez. Asimismo, dice que es fundamental cambiar la mirada con la que es vista la salud mental y garantizar el bienestar de los trabajadores.
Uno de los grandes problemas que sufren los médicos veterinarios es la exigencia de las personas que llevan a atender sus mascotas. No solo es una imposición en la calidad del servicio, sino también en los valores que estos tienen, apelando a la “falta de vocación” por cobrar lo justo por una consulta médica. Es por esto que surgió el movimiento Not One More Vet, que busca darle protagonismo a la importancia de la salud mental de los profesionales y así disminuir la tasa de suicidios.
Sobre lo anterior, el doctor y director del Instituto Neurológico Veterinario Enzo Bosco, comenta la frivolidad con la que los médicos son tratados por los tutores de las mascotas: “Tenemos que aguantar una avalancha de pacientes y cuidadores con recursos humanos que no dan abasto”. También lo confirma la presidenta de la Sociedad Chilena de Radiología e Imagenología Veterinaria, Claudia Espinoza: “La carga laboral es gigante. A veces me tengo que quedar hasta las 3:00 am haciendo informes radiológicos para poder trabajar bien al día siguiente. El agotamiento es físico y mental, finalmente uno termina sin tiempo libre ni tiempo para compartir con la familia”.
Durante los últimos dos años, distintas universidades han paralizado sus actividades exigiendo una mayor preocupación por la salud mental de los estudiantes, y la carrera de medicina veterinaria no ha estado ajena. Los estudiantes de la Universidad de Chile han sido firmes con sus demandas, apelando a que la carga académica es demasiada, lo que provoca que no tengan tiempo libre para su vida. Es decir, el problema no viene del mundo laboral, sino de la formación.
Not One More Vet tiene una línea abierta para médicos que necesiten recibir ayuda, así como también disponen de voluntariados para cooperar con la salud mental de los médicos veterinarios. Más información en nomv.org.